Sam es un hombre nuevo. Sí, él es todavía demasiado alto,
demasiado flaco, demasiado tonto, demasiado gay, y tiene esa lamentable
adicción a las novelas románticas, pero es espabilado. Su único y verdadero
amor está sin duda todavía por ahí, pero ahora sabe que la vida real no es como
la ficción. Ha cultivado la fortaleza necesaria para decir “no” al siguiente
Sr. Equivocado, sin importar qué tan caliente, excitante, y/o digno de una
novela erótica sea. Hasta que conoce a Ian.
Ian es un hombre nuevo. Él está libre del dolor, se ha
escapado del trabajo que odiaba y la familia que lo ahogaba, y ahora está
posiblemente listo para sumergir su dedo del pie en el mar de las relaciones.
Él va a ser cauteloso, sin embargo, tal vez empezar con alguien que conozca las
reglas y no busque nada demasiado complicado. Alguien con experiencia y
necesidades sencillas que en su mayor parte giren en torno de una habitación. Hasta
que conoce a Sam.
Sam está convencido de que Ian no es para nada el hombre
perfecto. Ian está seguro de que Sam no es su tipo. Ambos no pueden estar
equivocados. . . ¿verdad?
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