No tomar prisioneros. No demostrar misericordia. No confiar en nadie. Y la venganza será tuya...
El príncipe Chien está decidido a reclamar su primogenitura –el Trono de
las Mil Espadas– negado por su malvada tía, la Emperatriz Mai. Él hizo
que se enfrentaran con éxito el Príncipe Minh y el Príncipe Tuan –sus
dos hijos igualmente malvados– en duelo el uno contra el otro para el
trono. Ocultando un frasco de EverBloody, el príncipe Chien intenta
envenenar sus comidas en el banquete. No importa quién gane el duelo
mañana, ambos príncipes malvados morirán.
Un corte en la piel, y la sangre fluirá sin descanso. El príncipe Chien
hará sufrir a su tía cada segundo al mirar a sus hijos queridos muriendo
en una muerte lenta y dolorosa. Después, tomará su cabeza y la corona
que se sienta sobre ella. Sólo entonces habrá eliminado con éxito a
todos los traidores que ayudaron a matar a su madre y a su hermana menor
en el golpe de estado al palacio hace trece años.
Sólo una persona se interpone en su camino, El General Bao. El príncipe
Chien ha contorneado las intrigas de la corte, planificado asesinatos
exitosos, y se declaró a sí mismo como un príncipe estúpido. Pero el
amor es lo único que el príncipe Chien nunca pensó que tendría que
enfrentar. Quien dijo que los que se embarcaban en un viaje de venganza
deben cavar dos tumbas no era lo suficientemente sabio como para darse
cuenta de que el amor podía hacer exactamente lo mismo.
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