Simon Stark regresa a Whitechapel en el este de Londres como Detective Inspector en Homicidios. Pero Simon teme el trabajo de campo y la interacción con un equipo, porque él tiene algunas... manías. Él es severamente obsesivo-compulsivo y las voces en su cabeza lo mantienen fijado a las reglas por las cuales él debe vivir su vida.
En su experiencia, a la gente le disgusta, y el sentimiento es mutuo. Simon espera resentimiento, especialmente del Sargento Ralph Golding, que lleva el equipo desde la muerte de su inspector anterior. Pero para su sorpresa, el equipo entra en calor rápidamente con él.
Ahora Simon tiene que lidiar con la creciente atracción entre él y Ralph, mientras que las Reglas prohíben ese comportamiento poco profesional. Y cuando los demonios que viven bajo Whitechapel comienzan a manifestarse, Simon tiene que hacer frente a peligros más grandes que solo las voces en su cabeza.
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