La noche en que su hermano, Simón, fue muerto en un accidente, Dylan
tomó una doble carga de la culpa. La culpa para caminar ileso... y por
amar secretamente al socio de Simón, Wade. Incapaz de soportar el dolor,
Dylan salió del rancho Lazy G para rehacer su vida en otro lugar. Un
año más tarde, a regañadientes responde a la petición de su hermana para
volver a casa, donde se encuentra el Lazy G cayendo a pedazos. Y
también lo es Wade. Wade ha dejado de preocuparse por el rancho, sobre
todo lo que más le importa. A pesar de que hay más trabajo en el rancho
de lo que un hombre puede manejar, Dylan se lanza a la tarea. Se
pregunta cómo va a encontrar la fuerza para tirar de Wade de la niebla
de dolor, cuando su propio dolor sigue siendo tan crudo como una herida
fresca. Está curioso en conocer a Wade y finalmente verá que su segunda
oportunidad para la felicidad está de pie justo en frente de él.
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