—¿Porqué yo?
Fue una respuesta que nadie pudo darme.
—Da a luz a mi hijo.
—Sus órdenes fueron absolutas.
—Mi cuerpo no puede tener hijos. Moriré.
—Lo sabrás cuando lo intentes. Derramaré todo de mi sobre ti, hasta tener un hijo.
Pero decidí no escuchar sus órdenes y me escapé de él…
Con su hijo en el vientre.
Comienza la larga noche de caza
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